Todos vimos, por televisión, (en una ceremonia de
Trabajaba, entonces, en una gran compañía norteamericana que en aquellas fechas y por primera vez; tenía un Gerente General, peruano. Este señor, empezó a manejar la compañía a su caprichoso entender. Ni los gerentes de sucursales, ni los jefes de Departamentos, podían tomar decisiones; se convirtió en un tiranuelo. Durante una reunión de gerentes y jefes, uno de ellos, tuvo el valor de enfrentarlo y le hizo ver sus errores, ante la mirada miedosa y sorprendida de los demás. El Gerente General, casi a regañadientes, admitió su culpa. Al término de la reunión, los gerentes de sucursales y los jefes, se abalanzaron a felicitar al que se enfrentó al tiranuelo. ¿Saben lo que este, les dijo? “Señores, aquí fuera sus felicitaciones no valen nada, porqué no tuvieron la hombría de decirlo, allí dentro”. Algo parecido a la llamadita telefónica; ¿verdad?
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