martes, 27 de septiembre de 2011

MALES ELECTRONICOS Y LA PESTE, EN EL CONGRESO

La actual tecnología electrónica nos permite disfrutar de entretenimientos, salud, comunicación y muchísimos etc; con los que nuestros abuelos ni siquiera habrían soñado. Pero, parece ser, que todo lo bueno llega siempre acompañado de su contraparte, mucho de malo. Si me permiten, voy a explicar este intríngulis. Empezaremos por el teléfono celular; la móvil, como lo llaman los españoles. Este aparatito, que duda cabe, es de lo más útil; pero hay mucha gente (conocedora del asunto), que afirma que es peligrosísima para nuestra salud; dicen que funciona con ondas electromagnéticas de casi la misma frecuencia de las que hay en nuestro cerebro; que pueden interferir con ellas, y causarnos muchos males: ataques de pánico, desequilibrios mentales y hasta tumores. Últimamente he venido observando, ademas, que muchas personas se han vuelto adictas a esos aparatitos conocidos como IPot, IPhone; etc. que se conectan a Internet y se pasan horas de horas , chateando, twiteando, o como se llame, ese “vicio electrónico” de nuestro tiempo
En nuestro nuevo Congreso, nuevamente, se han detectado la presencia de indeseables. Por lo que he podido enterarme, por la prensa escrita, ahora contamos con un congresista explotador informal de minas de oro, en Madre de Dios; Además, al inscribirse ante el Jurado Nacional de Elecciones, ha mentido, afirmando ser un profesional, sin serlo. Otro congresista, representante del Departamento de Pasco; ha resultado ser, dueño de un prostíbulo;es decir, un proxeneta. Con estos ejemplares ¡tan “distinguidos”!nuestro Perù, jamás podrá despegar. Lógicamente, que a estos sinvergüenzas se les debe castigar ejemplarmente pero, igualmente, debe castigarse a los funcionarios que permitieron la inscripción de estas lagartijas congresales.¿Verdad?

sábado, 24 de septiembre de 2011

HAY SITIO PARA TODO

La nación peruana, posiblemente igual que otras muchas, tiene sus peculiaridades en todas las actividades, de la vida diaria. En los años 50 del siglo pasado; uno de los pasatiempos de la gente, en la ciudad capital, eran la radio-novelas. Los radio oyentes, a diario, esperaban con frenética ansiedad, la emisión del capitulo correspondiente. Luego, se pasaban horas enteras comentando lo ocurrido. En muchas ocasiones, tomaban tan en serio estos actos ficticios, que hasta agredían, físicamente, al pobre actor que interpretaba al personaje “malo” de la radionovela. Eso ocurrió, en la difusiòn de la radionovela “El Derecho de Nacer”; por ejemplo. Mas tarde, con la llegada de la televisión en blanco y negro, llegaron también las telenovelas, para deleite y solaz del populacho, que se identificaba con los personajes. En la actualidad, el populacho, se deleita tomándolo casi como cosa de la vida real, un bodrio televisivo llamado, “Al fondo hay sitio”. La abundante publicidad, en este caso, ha rendido frutos. El diario “El Comercio”, supuestamente, serio y de gran credibilidad; en su portada se ocupa de esta reverenda tontería, en lugar de publicar cosas que engrandezcan a la patria o que eduquen al pueblo, por ejemplo.