RATAS Y ALCANTARILLAS

El abogado del japonés Fujimori, ha perdido el caso de Magali Medina. Arguye, que la jueza no le ha permitido presentar testimonios de terceros. Sin embargo, en el juicio al ex dictador; dijo que los testimonios a terceros y especialmente los videos presentados por el periodista señor Jara, no debieran ser tomados en cuenta. ¿Acaso la ley, no es igual para todos? O todo esto, no es más que una “tinterillada”; para quedar bien con sus clientitos.

Rómulo León el prófugo de la justicia (“rata inmunda, según nuestro presidente) dice que su actuación, en el caso de la adjudicación de lo lotes petroleros; ha sido simplemente “un escándalo”. Este individuo, con tal catadura moral, ha sido diputado, y ministro. ¡¿Cuántos Rómulos Leon más, habrá en la administración pública?! Amable lector, si conoces de alguno ¡denúncialo! Y… harás un gran servicio; a nuestra patria.

El obispo del Callao, ha dicho que los “programas de TV, de Magali Medina y de Jaime Bayli no debieran existir; pues dañan a la sociedad”. El purpurado, tiene mucha razón pero aquí, en nuestro amado Perú; tratar de moralizar es arar en el mar. Invocando la Libertad de Prensa se cometen toda clase de desvaríos. La señora Medina, se burla, ofende y calumnia a cuanta persona que ella califica de pública. El otro, no sé si llamarlo señor o señora, en su programa hace apología de su condición de desviado sexual. Lo peor de todo es que sus entrevistados, en su mayoría, son gente; a quienes creemos respetable. Por unos minutos de aparecer en la pantalla, hacen el ridículo, ante las insinuaciones que les hace Jaimito. A los responsables de los Canales de TV, la autoridad respectiva, debiera exigirles una autocensura. En cuanto a las personas que, como Paolo Guerrero, se sientan dañadas en su honor; les sugiero demandar al canal que emite tales desaguisados. Les aseguro, que tienen todas las de ganar. Otra cosa más, la ANDA (Asociación de anunciantes) al auspiciar programas; debiera interesarse menos en el vil metal y tomar conciencia de la existencia de otros valores; por los cuales apostar.